DESAFÍOS QUE NOS MOTIVAN


Este año hemos profundizado nuestro compromiso con la formación inicial de maestras y maestros en Tarija. Hemos tenido la oportunidad de vivir de cerca uno de los principales desafíos del proceso formativo: lograr que, desde los primeros cursos, la teoría y la práctica se articulen de manera efectiva y sea el motor del fortalecimiento de los conocimientos, las habilidades y la motivación de los futuros maestros. Aunque esta articulación está prevista en la normativa, en la realidad educativa no siempre logra concretarse plenamente.
Conscientes de esta necesidad, este año desarrollamos sesiones de formación y acompañamiento dirigidas a estudiantes antes de que inicien sus Prácticas Educativas Comunitarias (PEC). En estos espacios no solo brindamos herramientas fundamentales para su desempeño, sino que también ofrecimos apoyo pedagógico para garantizar que los instrumentos, planificaciones y estrategias que emplearán en sus prácticas estén alineados con la normativa y respondan a los desafíos reales que se viven en las aulas.
En junio, con más de 70 estudiantes del primer año de formación, desarrollamos talleres sobre el análisis profundo de la realidad educativa: de qué está compuesta, cómo interactúan los diferentes actores y cuál es el rol del maestro dentro de esa red compleja. Buscamos, con ello, que los estudiantes comprendieran que enseñar no se limita al aula; implica conocer el contexto, reconocer las necesidades del entorno y entender cómo estas dinámicas se reflejan en los documentos de gestión curricular (PDC, PAT, PSP) que no son simples requisitos, sino instrumentos vitales para organizar, gestionar y dar vida a la educación.
Creemos que este enfoque formativo fue valioso porque permitió que lo aprendido en nuestros talleres, complementando lo que se enseña en las aulas de la ESFM, se traduzca en acciones concretas durante sus IEPC-PEC. Pudimos observar cómo muchos estudiantes lograron comprender la complejidad del trabajo docente y la importancia de la planificación previa, y algo más y nuevo fue que nos percatamos sobre cómo estas experiencias pueden definir su relación emocional con la profesión: algunas veces motivando profundamente, y otras, lamentablemente, desmotivando.
Viendo ahora este nuevo factor emocional en los estudiantes y en su vocación, creemos que el trabajo de Alma debe también ir más allá de lo pedagógico; debe tocar el aspecto personal y emocional de los futuros maestros. Queremos que ellos conozcan las dificultades, los retos y las oportunidades reales que encontrarán en las aulas, que experimenten de primera mano la relevancia de aprender estrategias pedagógicas, planificación curricular y comprensión del contexto educativo. Pero, también debemos buscar que mantengan vivo un interés genuino por enseñar, una vocación que los impulse a seguir aprendiendo y afrontar con compromiso y esperanza los desafíos de ser maestro.
Como coordinadora en Tarija sé que hemos avanzado mucho en la formación de los futuros maestros, pero también veo que tenemos más por hacer. Y también estoy segura que los nuevos desafíos que descubrimos día a día no nos desalientan; al contrario, nos inspiran a seguir innovando, buscando maneras más cercanas y significativas de acompañar a los estudiantes y de encender en ellos esa motivación que, estamos convencidos, es el corazón de la enseñanza.
Por:
Leydi Osorio Ramos

Taller de formación, estudiantes de 1er año ESFM “Juan Misael Saracho”.