Visitando proyectos (2ª parte)


Nuestra próxima parada fue Kenko, pueblecito donde Alma instaló un autobús escolar para llevar a los niños a la escuela con el objetivo de aumentar la asistencia escolar. Desafortunadamente no se logró y estábamos allí para entender porqué el proyecto no había funcionado.

A medida que pasábamos por el pueblo notábamos que no había casi nadie. Pasamos delante de la escuela y no vimos a nadie dentro. Al final, en el camino para salir del pueblo, hablamos con una anciana que volvía al pueblo. Nos explicó que todos trabajaban en los campos, incluso los niños, cuando tendrían que estar estudiando. Estaba bastante claro que si los niños no estaban en la escuela este día era porque a los adultos de Kenko les interesaba más que trabajasen.

En Sihua nos recibió el director de la escuela y su asistente. El proyecto de Sihua se focaliza en proveer profesores para alumnos entre 10 y 12 años ya que antes no tenían. El proyecto tuvo éxito e incluso con un poco de empujón, las autoridades locales acordaron la financiación de los profesores para sustituir el financiamiento de Alma. Una vez en el despacho del director, y para sorpresa nuestra, el asistente del director empezó a suplicarnos que arrancásemos de nuevo el programa. Nos informó que tenían problemas con las autoridades locales y que necesitaban más profesores. Hicimos todo lo posible para diferir su solicitud a Ian e intentamos recopilar tanta información como pudimos para evaluar la posibilidad de un nuevo proyecto en la región. Cuando nuestra conversación empezaba a llegar a su fin vimos que una asombrosa nube de color negro azabache se cernía hacia nosotros. Phil, Octavio y yo nos pusimos de acuerdo en silencio, con una mirada, para volver a casa y rápido. En el camino de vuelta fuimos bombardeados por la lluvia, la nieve y el granizo. La temporada de lluvia nos daba la bienvenida.

Reflexionando sobre el día, Phil y yo hablamos profundamente de los tres resultados divergentes de los proyectos que habíamos visitado.

En Patabamba, tel proyecto fue todo un éxito: siete estudiantes iban ahora a la universidad o a escuelas técnicas, un número que raramente había superado el 0 en el pasado. Además, habíamos notado en la comunidad un cambio en la manera de abordar el tema de la educación. Todos, padres y niños, destacaron la importancia de la enseñanza superior.

En Kenko fuimos testigos de un resultado menos positivo. La percepción de la educación de los adultos era distinta a la nuestra. Como resultado, los niños asistían muy poco a las clases.

En Sihua el proyecto funcionó bien pero los problemas con las autoridades locales seguían impidiendo progresar. Será difícil para los jóvenes ir a la universidad si no pueden tener la enseñanza del sexto grado correctamente. Estos ejemplos ilustran solo unas de las dificultades con las que Alma puede enfrentarse en sus proyectos. Tenemos esperanza viendo a alumnos como José Luis, un ex alumno de Alma que va a la universidad.

Ben